La tercera edición de Pasaia Itsas Festibala, concebido para honrar la historia marítima de Euskal Herria, ha dado comienzo este jueves con un desfile de embarcaciones que ha hecho las delicias del numeroso público presente en la bahía y el puerto. Este año el festival marítimo tratará de dar “continuidad a todo el trabajo desarrollado en las dos ediciones anteriores, con el objetivo de evolucionar y seguir creciendo”, explica su director, Xabier Agote.

Entre los más de 120 navíos que se podrán contemplar hasta el domingo 12 de mayo, Agote destaca el barco de rescate Aita Mari, presente por primera vez en este evento. “Por fin hemos conseguido que venga. Lo abriremos a las visitas y recaudaremos fondos para ayudar a la tripulación en su indispensable trabajo humanitario”, cuenta Agote.

En 2018 y 2022, las anteriores ediciones del festival, la ausencia del Aita Mari fue debido a que se encontraba en el Mediterráneo llevando a cabo sus labores de rescate. El papel central que ejerce en este 2024 se ha visto reflejado hoy, ya que ha presidido la entrada de las embarcaciones en el puerto de Pasaia.

Dos categorías de embarcaciones

Cabe destacar que las naos que participan en el festival se reparten en dos categorías. Por un lado, las de grandes dimensiones, con más de 20 metros de eslora, y por otro las pequeñas embarcaciones.

Los visitantes tendrán la oportunidad de acceder a los nueve grandes barcos que habrá expuestos. Agote recomienda que se preste atención a una emblemática goleta como Phoenix, construida en Dinamarca en 1929. Su cuerpo, de más de 30 metros de eslora, impresiona a primera vista. “Fue construido para una misión evangélica y recorrió los mares en nombre del Señor”, explica Agote. Además, es un barco “de película”, ya que ha aparecido en la gran pantalla en numerosas ocasiones, como en 1492: La conquista del paraíso, un filme dirigido por Ridley Scott.

Otro barco muy interesante es el Grayhound, construido en 2012 como réplica de un Lugger de Aduanas de Reino Unido botado en 1776. Como curiosidad, sus tripulantes han arribado hoy al puerto de Pasaia vistiendo ropajes de bandoleros. La labor comercial del Grayhound se desarrolla de la manera menos contaminante posible, ya que en la mayor parte del tiempo se impulsa exclusivamente gracias a la fuerza del viento.

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Los barcos, a toda vela en Pasaia Itsas Festibala Iker Azurmendi

Agote tiene claro que dos de los grandes incentivos de este año son Le Biche, un atunero a vela bretón de 1934, y La Recouvrance, una goleta de tres mástiles y 42 metros de eslora construida a modo de recreación de un buque militar. Estas dos embarcaciones ofrecen la posibilidad de navegar en ellas, una experiencia que agotó todas las entradas en poco más de dos días. “El éxito ha sido arrollador. Las entradas se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos”, reconoce Agote, con la esperanza de que esta gran acogida atraiga a más barcos icónicos en futuras ediciones.

Sin embargo, no todo serán navíos de gran envergadura. Agote explica que las embarcaciones pequeñas también tendrán un hueco importante: “Tenemos un montón de barcos pequeños, como bateles tradicionales. Cada uno tiene un origen y una historia que merece la pena conocer. En el Pasaia Itsas Festibala nos reunimos incontables culturas marítimas”.

Un aperitivo para calentar motores tuvo lugar ayer en Orio, donde se congregaron pequeñas embarcaciones locales, en su mayoría de madera. En palabras de Agote, este gesto supone “un homenaje a Orio por su labor en la recuperación del patrimonio marítimo”. Hace dos años el festival tuvo una iniciativa similar en Getaria, con la intención de conmemorar a Elkano y el centenario de su vuelta al mundo.

“Este año hemos decidido extrapolar la experiencia a Orio, que cuenta con proyectos muy interesantes que ponen en valor la rica cultura marítima que tenemos en Euskadi”, concluye Agote.